viernes, mayo 21, 2010

Las vieiras hablan latín (simbología de la concha del peregrino)


En el Códice Calixtino (I, XVII) se describe el aspecto de las conchas que los peregrinos traen a su regreso de Compostela. Por dentro se asemejan a las ostras y por fuera parece como si llevasen esculpidos dedos de una mano. Los peregrinos las fijaban casi siempre en sus zurrones, en el sombrero o en el abrigo. Estas conchas tienen un significado impresionante que la mayoría de la gente desconoce. El Camino de Santiago, una vez más, habla latín.

Sunt igitur pisces quidam in beati Iacobi mari, quos uulgus ueras uocat, habentes duos clipeos ex utraque parte, inter quos, uelut inter duas testas, piscis in effigie ostree latet. Qua scilicet testa uelut digiti manus sculpuntur. (...) Peregrini a beati Iacobi liminibus redientes in capis suis consuunt et ad decus apostoli et memoriam eius, in signum tanti itineris ad propria deferunt cum magna exultacione.
Per duos igitur clipeos quibus piscis ex utraque parte munitur, duo caritatis precepta designantur (...), id est Deum super omnia diligere et proximum suum sicut seipsum amare. (...) Clipei uero qui in modum digitorum aptantur, opera bona, in quibus eiusdem uere portitor perseuerare debet, designantur. Et pulcre per digitos opera bona designantur, quia per illos operamur cum aliquid facimus.



Pues hay unos mariscos en el mar próximo a Santiago, a los que el vulgo llama vieiras, que tienen dos corazas, una por cada lado, entre las cuales, como entre dos tejuelas, se oculta un molusco parecido a una ostra. Tales conchas están labradas como los dedos de la mano. Al regresar los peregrinos del santuario de Santiago las prenden en las capas para gloria del Apóstol, y en recuerdo de él y señal de tan largo viaje, las traen a su morada con gran regocijo. La especie de corazas con que el marisco se defiende, significan los dos preceptos de la caridad, esto es: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.
Las conchas, acomodadas a manera de dedos, significan las obras buenas, en las cuales el que dignamente las lleva debe perseverar, y bellamente por los dedos se simbolizan las obras buenas: de ellos nos valemos cuando hacemos algo.

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