[...] Hace apenas unos meses, Fernando Lillo ha publicado, con Espasa/Planeta de los Libros, un nuevo libro, Un día en Pompeya (Barcelona, 2020).
El libro, asequible en precio, manejable, extraordinariamente bien
editado y con un repertorio de ilustraciones muy bien escogidas y
cuidadas, relata un día cualquiera en la vida de Pompeya a partir de
tres grandes secciones de corte cronológico: la mañana -"Pompeya se
levanta y trabaja" (pp. 17-90)-, la tarde -"Pompeya se da un respiro"
(pp. 91-112) y "Pompeya se divierte" (pp. 113-136)- y la noche
-"Anochece en Pompeya" (pp. 127-174)-, cuatro capítulos por los que, con
extraordinaria habilidad, Fernando Lillo va describiendo aspectos de la
vida cotidiana de la sociedad pompeyana -y, por tanto, por el carácter
paradigmático de ésta, también de la romana- que, con una pluma
cautivadora y un rigor fuera de toda duda, harán las delicias de
cualquier amante del mundo romano sea cuál sea el grado de conocimiento
que tenga de éste. Así, el volumen, un magistral y envidiable híbrido
entre el ensayo y la novela, convierte en protagonistas a muchos de los
personajes arriba citados -y que desfilan por las inscripciones
pompeyanas, especialmente por las parietarias- que cobran vida en el
libro de Lillo y, que a partir de ellos, le permiten al autor introducir
escenas de la vida cotidiana romana. Así, por ejemplo, la llegada de Euphemus a la ciudad sirve para un recorrido muy visual por los suburbia urbanos y por los principales edificios de la colonia (pp. 19-31) y la entrada en escena de G. Cuspius Pansa le sirve a Lillo para explicar cómo funcionaba la petitio, la campaña, electoral (pp. 32-44) de igual modo que la proclama de la condición de "buen panadero" de G. Iulius Polybius,
que antes vimos, le ayuda a presentar con pormenores el mundo del
trabajo y de la producción en Pompeya en uno de los capítulos más
deliciosos (pp. 45-52) que entronca con otros dedicados, a propósito de Stephanus, a los fullones (pp. 76-81) o a las prostitutas, taberneras y empleadas de cauponae, negocios que se describen de la mano de las Asellinas, de Zmyrna o de Fortunata (pp.
93-101 y 139-147). Cuestiones poco conocidas del mundo romano, como el
funcionamiento de la banca o las escuelas son introducidas a partir de
las figuras de Caecilius Iucundus (pp. 53-62) y G. Iulius Helenus (pp. 63-75) al tiempo que otras más conocidas -como el funcionamiento de las termas (pp. 102-112), los ludi scaenici (pp. 130-136) y las uenationes y munera gladiatoria (pp. 115-129), los cultos orientales (pp. 82-89) o la vida en las uillae suburbanas
(pp. 156-174), acaso el último capítulo de menor base epigráfica pero
que rinde homenaje a uno de los atractivos arqueológicos del entorno
vesubiano, la Villa dei Misteri aneja al Parco Archeologico di Pompeii- son introducidos a propósito de los ya citados Labicula, Celadus, Actius y Popidius Natalis.
Por si fuera poco, además, el volumen cierra con un delicioso,
magistral y documentadísimo capítulo, "Realidad y ficción" (pp. 197-226)
donde, antes de la lista de personajes (pp. 227-232), el autor expone
sus fuentes, recomienda útil y actualizada bibliografía -que recoge en
un equilibrado pero actualísimo listado al final del volumen (pp.
235-243)- y siembra inquietudes en quien desee saber más dejando
abiertas muchas cuestiones que, seguro, satisfarán a los más curiosos.
viernes, mayo 08, 2020
Reseña de Un día en Pompeya en el blog Oppida Imperii Romani
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