Increíble e ilógico, pero cierto. Si uno quiere acceder a cátedras en la Comunidad de Galicia (dejando a un lado el hecho de que sigo sin entender qué tiene que ver haber desempeñado un cargo directivo con ser un buen latinista; esos méritos serían buenos para un puesto de gestión) se encuentra con la sorpresa de que no se valorarán los cursos impartidos. Es decir, que cualquiera que haya asistido a mis cursos suma un buen montón de horas, mientras que el que los imparte suma cero puntos (teniendo más de una veintena de cursos impartidos por toda la geografía española). ¡Viva la calidad y la carrera docente de la que tanto alardean las autoridades educativas! En fin, que a partir de ahora se me invita a quedarme en mi casa y a no dar ni golpe (salvo apuntarme a cursos de otros, claro) hasta que por "vejez" pueda prosperar en mi carrera docente porque soy todavía muy "joven".
Afortunadamente tengo la certeza de que mi trabajo no se realiza en vano y también la alegría de ver que lo que uno hace es utilizado con provecho por otros compañeros. A pesar de todo pienso seguir en la brecha contra viento y marea como tantos otros de vosotros. Como dice el escudo de París: Fluctuat nec mergitur.
PS: Mis disculpas a mis lectores habituales, ávidos de buenos materiales y no de politiqueos baratos, por hacer un post de este tipo que espero no repetir en algún tiempo.