Habitualmente nos limitamos a dar una serie de apuntes sobre géneros, autores, obras y características que el alumnado debe memorizar (y olvidar de inmediato). Se hace necesaria, pues, una renovación que algunos ya hemos iniciado. Empiezo por presentaros estos doce puntos extraídos del artículo de Joan Carbonell, "Literatura latina y competencia literaria" publicado inicialmente en la revista Capsa nº1, 2000, y luego colgado en la revista Methodos.
1ª. Estamos ante un lector en formación, no ya de literatura latina sino simplemente de literatura.
2ª. Es más aconsejable seguir una programación sincrónica no exhaustiva (por géneros, tópicos, argumentos, etc.) que una programación diacrónica, que implica una visión más exhaustiva de la literatura.
3ª. Es necesario insistir en algunos aspectos de la proyección que han tenido en épocas posteriores un argumento, un pasaje, un tópico, etc., tanto en el campo literario como en el artístico en general.
4ª. Los textos escogidos deben permitir confrontar el modelo cultural latino con nuestro modelo cultural.
5ª. Las contextualizaciones histórica y literaria por parte del profesor son imprescindibles, aunque no deben resultar enojosas para el alumno hasta el punto de desvirtuar el valor de la obra que va a leer.
6ª. No es imprescindible que el alumno lea obras completas. A veces, una buena selección de fragmentos de una obra puede aligerar el texto de pasajes demasiado retóricos.
7ª. No es imprescindible que el alumno lea obras ejemplificadoras de todos los géneros literarios latinos, ni tan siquiera de los más importantes.
8ª. No es imprescindible que todos los alumnos lean lo mismo. Los intereses son diversos y la literatura latina nos ofrece suficientes textos.
9ª. Es conveniente que la clase de literatura sea una clase de intercambio de opiniones sobre los textos leídos, evitando que quede reducida sólo a una explicación historicista y a un comentario literario minucioso por parte del profesor. Claro está que las opiniones de los alumnos no deben reducirse a meras impresiones personales sino que han de fundamentarse en aquellos aspectos teóricos que el profesor haya señalado.
10ª. Es conveniente que el alumno conozca y consulte los instrumentos que pueden ayudarle a contextualizar sus lecturas presentes y futuras (diccionarios de mitología, diccionarios de literatura, etc.).
12ª. Es mejor leer poco, bien y con placer que mucho, mal y a disgusto. Las consecuencias de un buen curso de literatura no se verán en la prueba de acceso a la universidad sino en la trayectoria del futuro lector.
2ª. Es más aconsejable seguir una programación sincrónica no exhaustiva (por géneros, tópicos, argumentos, etc.) que una programación diacrónica, que implica una visión más exhaustiva de la literatura.
3ª. Es necesario insistir en algunos aspectos de la proyección que han tenido en épocas posteriores un argumento, un pasaje, un tópico, etc., tanto en el campo literario como en el artístico en general.
4ª. Los textos escogidos deben permitir confrontar el modelo cultural latino con nuestro modelo cultural.
5ª. Las contextualizaciones histórica y literaria por parte del profesor son imprescindibles, aunque no deben resultar enojosas para el alumno hasta el punto de desvirtuar el valor de la obra que va a leer.
6ª. No es imprescindible que el alumno lea obras completas. A veces, una buena selección de fragmentos de una obra puede aligerar el texto de pasajes demasiado retóricos.
7ª. No es imprescindible que el alumno lea obras ejemplificadoras de todos los géneros literarios latinos, ni tan siquiera de los más importantes.
8ª. No es imprescindible que todos los alumnos lean lo mismo. Los intereses son diversos y la literatura latina nos ofrece suficientes textos.
9ª. Es conveniente que la clase de literatura sea una clase de intercambio de opiniones sobre los textos leídos, evitando que quede reducida sólo a una explicación historicista y a un comentario literario minucioso por parte del profesor. Claro está que las opiniones de los alumnos no deben reducirse a meras impresiones personales sino que han de fundamentarse en aquellos aspectos teóricos que el profesor haya señalado.
10ª. Es conveniente que el alumno conozca y consulte los instrumentos que pueden ayudarle a contextualizar sus lecturas presentes y futuras (diccionarios de mitología, diccionarios de literatura, etc.).
12ª. Es mejor leer poco, bien y con placer que mucho, mal y a disgusto. Las consecuencias de un buen curso de literatura no se verán en la prueba de acceso a la universidad sino en la trayectoria del futuro lector.
Esta es la teoría. En otros posts plantearé preguntas más prácticas como ¿qué obras leer? ¿completas o por fragmentos?...
4 comentarios:
Las reflexiones me parecen muy adecuadas, pero como en el caso de la enseñanza de la lengua, que comentaste en un post anterior, el problema sigue siendo la falta de tiempo (deberíamos plantearnos la forma de sacarle el máximo provecho) y "ese examen" que han de pasar al finalizar el Bachillerato.
El examen es el examen y contra eso poco se puede hacer. Si las distintas comisiones de selectividad piden eso, pues eso se les dará como es nuestra obligación. Yo hablo de que lean de verdad literatura clásica que les enganche. En sucesivos posts propondré posibilidades. Algunas ya las conoces como la de la Universidad de Valencia.
Hola profesor Lillo, leí sus recomendaciones, me parece que no está la número 10, sería bueno que la agregara. De ésto me queda claro que el alumno debe acercarse a la literatura de una forma más lúdica y menos forzada. Gracias.
Muy buena
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