domingo, enero 04, 2009

El ejército perdido, o cómo la Anábasis puede resultar apasionante


Acabo de leer la novela El ejército perdido de Valerio Manfredi del que siempre me he considerado admirador por el buen tino con que hace revivir la Antigüedad. Para mí han sido verdaderos placeres las lecturas de La conjura de las reinas, Talos de Esparta, La última legión, El imperio de los dragones y ahora El ejército perdido. (He leído también Paladión, El oráculo, La torre de la soledad, El Faraón del desierto, Quimaira, El tirano y la trilogía Alexandros, que me han gustado menos, aunque también son entretenidas).

En El ejército perdido se cuenta la Anábasis desde el punto de vista de una mujer y para mi gusto la voz femenina le da una viveza al relato que lo hace muy atractivo. Llegas a sufrir con los Diez mil y las "parasangas y estadios" de Jenofonte cobran vida en este vibrante relato.

Había leído ya novela La odisea de los Diez mil de Curtis Ford y no me había enganchado como esta.

En fin, salvo el empleo de diminutivos que desvirtuan un poco el aliento épico como llamar Jeno a Jenofonte y Sofo a Quirísofo, me parece una buena novela de obligada lectura para los sufridos alumnos traductores de Jenofonte que a veces se sienten decepcionados con tanta "parasanga".

Dejo para otro día el hecho de que siempre he pensado que aburrimos mucho a los alumnos con textos griegos y latinos de escaso atractivo en cuanto a su contenido. Sobre esto me gustaría recordar mi entrada ¿Qué latín enseñar? del año 2006. Y también en Griego creo que hay mucho que reflexionar.

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