Acabo de leer la novela El hombre de Esparta de Antonio Penadés editada por Edhasa. Me ha gustado mucho por la combinación de descripción e interiorización de personajes con una intriga de asesinato que de ningún modo hace olvidar la verdadera intención del autor. Esta consiste en mostrar el preludio del enfrentamiento entre Atenas y Esparta en la Gran Guerra del Peloponeso a través de dos personajes antagónicos, el ateniense Isómaco y el espartano Alcinoo, cuyos destinos se verán entrelazados.
La novela consigue que el lector tenga la sensación de estar "allí", sobre todo en las escenas de descripción de la vida en la hacienda de Isómaco, en la vívida sesión de la Asamblea en la Pnix o en la crucial consulta al oráculo de Delfos. También me parece digno de mención (y emoción) el imprevisto final.
En suma, un libro que emplea el recurso de la intriga y el misterio para llevarnos mucho más allá en busca de la areté, tan apreciada por el protagonista y cuya pérdida le une, en cierto modo, a su más irreconciliable enemigo.
Aprovecho este foro para trasladar mi opinión acerca del “Teucro. El arquero de Troya”, del profesor Fernando Lillo. La he leído estos días con devoción, pues además de que el tema es precioso -la recreación de la trama de la Ilíada-, Lillo escoge con acierto un punto de vista único, el de Teucro, hermano de Áyax, que pertenece a la familia real de los troyanos porque su madre es hermana de Príamo. Esta dualidad le imprime mayor pasión a la trama y otorga un pathos aún más acusado que en otras novelas del mismo tema (me encantó también, por ejemplo, “La canción de Troya”, de Colleen McGullough). Además, Lillo desplaza hábilmente la trama a Israel, Chipre, Cartago e Iberia, lo que da una perspectiva bastante completa del Mediterráneo en época micénica.
ResponderEliminarHay un paralelismo muy curioso, entre esta novela y la mía: Teucro termina sus días en Telamón, una supuesta colonia griega junto a la actual Pontevedra, y en “El hombre de Esparta” Iónides narra la trama desde Hemeroskopeion, supuesta colonia griega junto a Denia. Creo que en ambos casos responde a un guiño hacia la civilización antigua más amada y hacia la tierra en la que tenemos nuestras raíces.
Enhorabuena, Fernando, por esta magnífica novela que conjuga fidelidad a las fuentes, calidad literaria y pasión por la civilización griega. Estoy impaciente por conocer tu “Medulio. El norte contra Roma”.
Un abrazo,
Antonio Penadés