Con gran pesar recibí este mes de Agosto la noticia de la muerte de Juanvi, el alado Hermes. Recuerdo su cordialidad y sonrisa contagiosa cuando me acogió en las Jornadas de Sagunto de 2006 o su desbordante simpatía, vestido de esclavo, en Santiago de Compostela (2011) comentando el sinfín de actividades de la Domus Baebia. Sin su ejemplo y el de todos los que hacen posible el llamado "milagro valenciano" nunca me hubiera vestido de gladiador ni introducido en mis clases diversos talleres que hacen que el Mundo Clásico sea algo vivo. Seguro que cuando vuelva a ponerme el collar de esclavo o cuando se lo ponga a algún alumno me vendrá su imagen a la memoria. Tras el inevitable dolor llegará el tiempo de recoger el testigo y seguir tu estela. Además, como a nuestro común amigo Luis, la creencia en la otra vida me hace decir con esperanza in aeternum, Juanvi!. Nos veremos.